Podría decir que el nuevo disco de Hans Laguna, Manual de Fotografía (El Genio Equivocado), me gusta mucho porque lo escucho en un momento de mi vida en el que me siento muy próxima a lo que transmite. Podría y lo hago pero no quisiera reducirlo a eso: es un disco sin nada superfluo, en el que su autor experimenta, se muestra a quien tenga el oído dispuesto a escuchar, arriesga y gana. El resultado es delicado pero con carácter, ligero y firme, invita a hacerse preguntas y a preguntarle. A continuación, os ofrezco algunas de sus respuestas.
Desde Camisa hawaiana, la canción que abre el disco, hasta Bienvenido, que lo cierra, cada pieza es preciosa en si misma pero junto a las demás construyen un discurso redondo. Aunque decir disco conceptual da algo de miedo, digámoslo. “Es mi manera de avanzar, plantearme una idea lo más cerrada posible y ejecutarla: salir del sonido más rock, pop, indie y hacer canciones de cantautor explorando nuevos sonidos, descuanjeringando algunas cosas e incorporando percusiones y sonoridades de otras músicas, incluso un poco músicas del mundo” explica Hans aceptando el término y confesando que escuchó mucho “el Clandestino de Manu Chao”, el cual le parece “un disco muy redondo y muy unitario, casi un viaje que haces de su mano y algo cerrado en sí mismo”. “Aunque no ha sido tampoco una influencia tan directa, sí me gustaba la idea de hacer un disco con un concepto claro”. Para conseguirlo, apostó por crear “una base rítmica más informal, era parte de plan para hacerlo más ligero” y el plan pasaba también por usar percusiones dispares (a veces con elementos que no son estrictamente instrumentos) que recuerdan a ritmos africanos o hindús. “Me hacía gracia incorporar instrumentos y sonoridades que no se asocian a mi tipo de canción. Hay percusiones que grabamos en el estudio con lo que teníamos a mano pero también hay otras que grabé con el móvil y el portátil en diferentes sitios”, cuenta el músico.
A pesar del experimento, en Manual de fotografía no hay un cascabel fuera de sitio y resulta fácil verlo como la evolución natural de su disco anterior, Deletrea. Para Laguna, es mérito del equipo, donde ha vuelto a trabajar con Cristian Pallejà y Ferran Resines como productores en el estudio Caballo Grande: ”Cuando empezamos a grabar, a tocar una pandereta, unas maracas… y empezamos a construir la canción de una manera diferente yo estaba emocionado, pero te sales de la zona de confort y también hay cierta prudencia. A toro pasado, sí parece que en el fondo no me he salido tanto de mi mismo y eso es un mérito del equipo”.
Otra de las premisas al componer el disco era capturar la luz, como hacían los pioneros de la fotografía por los que siente interés. La luz sirve como metáfora vital, “de abrir las ventanas y subir las persianas, de salir del agujero en el que estuve metido un tiempo y del que el Deletrea es como la expresión musical” confiesa. “Deletrea es disco de enfermedad y este de sanación, tampoco es una cosa de la que uno se de cuenta tanto sobre la marcha, te das cuenta cuando acabas”, añade el autor.
¿Cómo captar la luz sin cámara, película ni papel? Por un lado, “haciendo letras más esperanzadas y en lugar de usar ritmos muy minimalistas, hacer que caminen un poco más, que sean un poco más alegres y llamen un poco más al cuerpo”. “En este disco creo que hay canciones más rítmicas que lo que he hecho hasta ahora y eso es introducir luz, el baile. Igual nadie baila pero yo muevo un poco el pie” explica y sonríe para añadir que buscó la colaboración de amigos siguiendo “con esta idea de ser más luminoso, que entre luz de otras personas”. Así, en él escuchamos a Blanca y Tuixén de Les Sueques, Julio Bustamante, Montse Azorín y Nacho Vegas (con quien estuvo este verano de gira por Latinoamérica como como guitarrista de su banda).
En una época donde la música es habitualmente un producto de consumo rápido y estribillos de épica vacía, dar con un compositor que ofrezca algo más es un placer. Según Hans, una de sus obsesiones es “hacer canciones que aparentemente puedan ser un poco ligeras pero que tengan profundidad. Intento que haya un punto de abstracción, sin olvidar que hacemos música popular, pero sí que hay una voluntad de sugerir. Hay el miedo también de resultar pedante o tostón, pero ese es el reto. En este disco algunas canciones son largas, me gusta repetir, cambiar poco de acordes… tienes que poner un poco de tu parte”. Lo hago y os invito a hacerlo, a salir al bosque, a mirar menos al suelo y más al sol, más allá de vuestra nariz mientras esperamos poder disfrutar de Manual de fotografía en directo en Barcelona el 10 de diciembre en La2 en un concierto que promete ser tan especial como las canciones que presentará.
Podéis escuchar la versión original de esta entrevista en "El sonido de las montañas al revés" del 5 de octubre.